Trucha con palta

¡DIRECTO AL MAR! Con la trucha, podemos trasladarnos en 15 minutos (lo que dura su cocción) a las aguas limpias de Norteamérica, Europa y el norte de Asia. Pero si nuestra imaginación no fuera suficiente, también podemos perdernos en la Patagonia argentina, ya que un grupo de pescadores la trajo a nuestros lagos fríos y de profunda belleza. En Australia, para surfear un rato y disfrutar del natural movimiento del mar. En Nueva Zelanda, para sentirnos parte de la aristocracia isabelina en tierras maoríes. En los Andes venezolanos, para elevarnos a más de cuatro mil metros y contemplar la vida desde otra perspectiva. En Ecuador, para recorrer la selva amazónica y respirar aire puro en el pulmón del planeta. Y en Perú, para cocinarlo con limas en pleno Machu Picchu. Para comenzar el viaje, calentar aceite de oliva en una plancha y colocar la trucha con la piel hacia abajo, previamente condimentada con sal, pimienta y unas líneas de oliva. Cuando hayan pasado 15 minutos y esté casi lista, cortar unas tiras de palta y colocarlas sobre el pescado justo en el medio. Luego retirar suavemente de la plancha para que no se rompa. EL DATO: El particular olor del pescado no debe percibirse en el momento de comprarlo en la pescadería. De ser así, no se trata de pescado fresco. En cambio, sí debemos sentirlo cuando lo estamos cocinando.