Emilia-Romagna
Garganelli caseros
Ingredientes:
Para tres porciones:
PASTA:
Sémola, 200 grs.
Harina 0000, 100 grs.
Huevos, 3 unidades.
Sal, 1 pizca.
Aceite de oliva, 1 cucharada.
Queso rallado, 1 cucharada colmada.
SALSA:
Salmón, 300 grs.
Acelga, 250 grs.
Crema, 200 cc.
Ajo, 3 dientes.
Sal y pimienta a gusto.
Con estos garganelli vamos a viajar a Emilia-Romagna, región del norte de Italia famosa por sus construcciones medievales. Cuenta la historia que una noche cualquiera, un cocinero en su casa se dispuso a preparar unos tortellini rellenos. En una simple distracción, su mascota se comió toda la preparación que estaba destinada a rellenar esta deliciosa pasta. Cuando el cocinero se dio cuenta de lo sucedido, tuvo que cambiar de planes y, agarrando un palito de madera, logró enrollar un cuadrado de masa, formando lo que hoy conocemos como garganelli. Esta técnica se realiza sobre una madera estriada, como las utilizadas para los ñoquis. Así, el relieve logra que la pasta tenga una mayor adherencia a las salsas.
Para hacer la pasta, en un bol mezclar la sémola y la harina. Agregar sal y formar una corona. En el centro, incorporar los huevos, el queso rallado y el aceite de oliva. Mezclar bien hasta formar una masa. Si falta humectación, agregar agua. Y si sucede lo contrario, un poco de harina. Amasar durante 15 minutos hasta obtener una masa lisa. Tapar y dejar descansar durante media hora. Estirar la masa con un palo de amasar (de tener máquina, usar en este paso) hasta que quede de 1 mm. de espesor. Cortar cuadrados de 3 cm. y espolvorearlos con sémola para que no se peguen entre sí. Colocar sobre la tabla de madera de a un cuadrado a la vez, de manera que quede posicionado como un rombo, apuntando hacia la persona que está cocinando. Apoyar el palito en una de las puntas de la masa y enroscar haciendo presión para que se marquen bien las rayas y el garganelli quede sellado. Repetir con todos los cuadrados e ir dejándolos en una superficie con un poco de sémola.
En una olla con abundante agua hirviendo y sal, cocinar los garganelli hasta que estén al dente. Incorporarlos en la sartén de la salsa para que hagan magia y servir.
Para la salsa, cortar el salmón en cubos y saltearlos en una sartén con un poco de aceite de oliva y sal. Retirar. En la misma sartén, colocar los dientes de ajo picados y antes de que empiecen a dorarse colocar la acelga previamente hervida y escurrida. Saltear. Incorporar el salmón y la mitad de la crema. Mezclar. Cuando falte poco para que esté lista la pasta, agregar el restante de crema. Condimentar con sal y pimienta.
Solo queda disfrutar de una pasta que definitivamente nos traslada a Emilia-Romagna, Italia.