Pan integral con semillas

Esta historia iba a comenzar, como muchas otras, sin el origen 100% preciso de la preparación. Por lo que no voy a elegir contar acerca de quiénes dieron origen al pan, sino a los que comenzaron a practicar su fermentación. Gloria a ellos. Vamos a viajar a Egipto. Cuenta alguien en algún lugar del mundo que, un día de mucho sol, unos egipcios se sentaron a comer. Y no se dieron cuenta de que se habían olvidado del pan. Algo difícil de creer. La cuestión es que, cuando se acordaron, ya habían pasado muchas horas. Preocupados, salieron en su búsqueda, creyendo que ya no serviría. Pero se llevaron una sorpresa. La masa no solo seguía apta sino que descubrieron que, al descansar, había aumentado notablemente su tamaño. Y aquí comenzó la magia y las investigaciones sobre el fermentado. En sus comienzos, el pan integral era destinado al pueblo, siendo el blanco el predilecto de las clases sociales altas. Está muy claro que la historia cambió. Ahora sucede todo lo contrario. Si bien hoy en día el consumo del pan, en general, es algo que incluye a todas las clases sociales, el que es 100% integral es muy caro. Y salvo que lo hagas en tu casa, como en esta oportunidad, resulta un tanto inaccesible. Todavía no logramos equilibrar la balanza, pero nos vamos acercando. Mientras esperamos que esto suceda, te enseño cómo hacer este pan que no vas a poder olvidar. Prendé el horno, que nos vamos a Egipto.

Primero hay que activar las semillas, para aprovechar todos sus nutrientes y poder digerirlas mejor. Para esto, lavarlas con agua y luego, sin secarlas demasiado, saltearlas apenas unos minutos en la sartén, hasta que cambien un poco su color. En un bol con agua tibia mezclar el azúcar junto con la levadura. Revolver bien para que se integre esta última. Tapar y dejar descansar 10 minutos. En otro bol, mezclar la harina integral junto con el polvo para hornear y formar una corona. En los bordes, incorporar la sal. En el centro, introducir 5 cucharadas de aceite y la mezcla que preparamos previamente con la levadura. Revolver con una cuchara hasta que se integre todo. Incorporar las semillas y amasar. Incorporar el aceite que resta en forma de hilo y amasar nuevamente. Aceitar el molde o fuente donde van a cocinar el pan (yo usé dos budineras) y colocar la masa con la forma que quieran. Espolvorear el resto de las semillas por arriba y aplastar un poquito para que se queden pegadas. Tapar y dejar crecer en un lugar cálido hasta que doble su tamaño. Cocinar en el horno previamente calentado a fuego medio hasta que veas que se empieza a dorar.

La harina integral, el aceite de oliva, y las semillas, podés conseguirlas en @bonniermarket.